jueves, 30 de julio de 2009

Fashion Emergency

Hoy día me miré al espejo y me sentí gordo, obeso de ignorancia e indiferencia y me dolió ver la fea silueta de mi indolencia. Toda la vida he observado injusticias, he aguantado que me exploten, me expriman y no me retribuyan lo que corresponde, y las cicatrices resaltan a la vista de un ciego. Pero hacer la vista gorda y mirar de reojo es facilísimo, total no me veo tan mal, y existen millares de gente con similar apariencia.
Me cargan los vanidosos que se fijan en tanto detalle, acaso no tienen suficientes problemas para andar mirándose tanto al espejo.
Existen soluciones muy simples, si me pongo una polera de una talla más grande, por ejemplo, no se nota el hambre del niño que vive en algún país centroamericano pobre. Elige el que quieras. La Pintana parece que se llama uno.
El Hogar de Cristo es una excelente crema para la celulitis de la brecha socio-económica que se me ve en las piernas, y con un poco de Plan Auge y Teletón de maquillaje, la tristeza de las diferencias en salud pasan desapercibidas en mi rostro.

El otro día pase por la Alameda. Había una muchedumbre con espejos gigantes, reclamando por cosas insignificantes, en dirección a La Moneda. Lo extraño era que, sin humedad ni vapor alrededor, los espejos estaban empañadísimos. Me acerque y me di cuenta que era el único que me veía borroso.
Ofuscado huí raudamente a mi casa a mirarme detenidamente en mi espejo.
¡¡¡Necesito un Fashion Emergency!!!

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